Etiquetado: Lucha de clases

Escraches laborales

El lugar habitual donde se manifiesta la lucha de clases (aunque no el único) es el espacio de trabajo (si lo tienes). Aparte de que la relación salarial es en sí misma una relación de explotación, por la que una de las partes se apropia de una porción de la riqueza que el otro produce con su trabajo, la lucha de clases se refleja también en otro tipo de cosas.

En la página abusoslaborales.es, documentan estas otras manifestaciones a partir de las declaraciones de trabajadores y trabajadoras que ven sus derechos sistemáticamente pisoteados:

Represión antisindical, contratos ilegales, condiciones de trabajo insalubres, jornadas abusivas, impago de horas extraordinarias, despidos por embarazo, desprecio de la legislación laboral,…

¿A que nos suena? Muchas de las personas que leen este blog habrán sufrido este tipo de abusos o, al menos, conocen a alguien que los haya sufrido. Si ponemos Burgos en el buscador de la página, aparecen más de 5.000 noticias y documentos. La primera de ellas dice:

La Sentencia núm. 132/13, viene a reconocer como hechos probados que, cuando F. trabajó para Hispano Química, estuvo expuesto al amianto en niveles superiores a los permitidos por la normativa vigente del momento, sin que por la citada mercantil se hubiesen adoptado las medidas de prevención y protección de los trabajadores que hubiesen sido exigibles (evaluación de riesgos, ventilación adecuada, reconocimientos médicos específicos, información y formación, etc.).

F, a consecuencia de la exposición laboral al amianto en las citadas empresas, desarrolló en febrero de 2008 un cáncer de pulmón; siguiendo en la actualidad su lucha contra las secuelas y enfermedades derivadas de ese proceso. Además, en diciembre de 2011, el INSS le declaró afecto de Incapacidad Permanente Absoluta para toda profesión u oficio, derivado de enfermedad profesional.

Durante años, la empresa Hispano Química estuvo sometiendo a esta persona a sustancias químicas que, necesariamente, han acortado su vida. Durante años, esta empresa estuvo sometiendo a F. a un escrache continúo con consecuencias reales y concretas sobre su vida y la de su familia.

Antes de la estafa que llaman crisis este tipo de prácticas estaban muy silenciadas, siendo una práctica habitual de la lucha de clases de los ricos. En una época como la actual, en la que el miedo inducido desde las élites hace que cada vez traguemos más y que cada vez se sientan con más impunidad desde las empresas para cometer este tipo de abusos es fundamental la existencia de páginas como ésta. Documentar y crear un espacio en el que, al menos, queden reflejadas este tipo de cosas nos recuerda que la lucha de clases existe y que diariamente arruina la vida de muchísimas personas para enriquecer la de muy pocos. Y en esa lucha estamos todos y cada una de nosotras inmersos.

¿Quiénes protagonizan la lucha de clases en Burgos?

La lucha de clases es un concepto que acuñó Karl Marx en el siglo XIX. Definido de una manera un poco pedestre, se trataría de entender que en todas las sociedades hay una lucha fundamental entre grupos de personas por la riqueza producida socialmente (o sea toda). Así, este concepto nos serviría para analizar las sociedad en la que vivimos preguntándonos quién se enriquece y a costa de quién.

Si bien es un concepto complejo que hay que entender unido a otros, nos da pie para plantear la pregunta del título: ¿quién está protagonizando la lucha de clases en Burgos?

En Burgos Dijital hicieron hace unos días un perfil de Roberto Rey Perales. Este prenda fue el Director de Banca Cívica durante dos años. Durante esos años, Banca Cívica recibió mil millones de euros del FROB, un fondo público. Es decir, y como bien apuntan en Burgos Dijital, en vez de educación pública los recursos públicos (la riqueza colectiva) se reparte entre los bancos que dirigen tipos como este.

Rey Perales está llevando a cabo la lucha de clases. Después de hacer fracasar (o no, eso depende del objetivo que tuviesen) Banca Cívica lo han puesto a dirigir otra empresa en la que seguirá acumulando capital para las élites. Él es una de las personas que se apropian de la riqueza colectiva que producimos entre las clases trabajadoras.

Pero esto no es lo preocupante. Que los ricos hacen la lucha de clases lo hemos dicho muchas veces. La cuestión es quiénes protagonizan la lucha de clases desde abajo.

Hoy, 1 de mayo, día de los trabajadores, estarán por las calles de Burgos los que protagonizan aquí y ahora la lucha de clases.

La lucha de clases es un robo sistemático a las mayorías sociales (a ti, a mí y a nuestras familias) que se hace conscientemente por los Méndez Pozo o Rey Perales de turno. Nos van ganando y es una guerra en la que nos jugamos vivir con dignidad. Por eso, por pura dignidad, no nos queda otra que empezar a nutrir de otros protagonistas la lucha de clases.

Divisiones

Los futbolistas dividen el mundo que gira a su alrededor entre la belleza plastificada de las modelos y el resto de los mortales que debemos venerarles. La mayoría de los políticos fraccionan a sus votantes entre los que les abrazan el día de la paellada popular, pañuelo festivo al cuello, y los que digerimos nuestro odio en la oscuridad de la distancia. Los entendidos en coches (que no tienen por qué ser mecánicos de profesión) parten su horizonte entre los que saben hacer certeros razonamientos en torno al correcto funcionamiento de los pistones y los que utilizamos el vehículo para ir de un lugar a otro.

Los policías no tienen una clasificación definida de lo que se les presenta. Como no tienen la vista totalmente desarrollada, basan el conocimiento del mundo circundante apoyándose en otros sentidos como el olfato o el oído. Por eso con frecuencia confunden familias desahuciadas con comandos terroristas o activistas políticos con peligrosos violadores. Los galardonados últimamente con el Premio Nobel de la Paz también muestran problemas para diferenciar conceptos. Equiparan la dulce verticalidad de Messi con el tosco deambular de Ballesteros y tampoco observan diferencias entre la indefensión palestina y el terrorismo hebreo. Curiosas equidistancias. Los racistan muestran una enfermedad relacionada con su incapacidad para asimilar los colores, ya que no soportan algunos velos de monja, los eclipses de luna ni el color atezado de las morcillas.

Las pijas trocean el mundo en marcas comerciales. Tú puedes ser un Chanel, un Malboro, un Moët & Chandon o una marca blanca, en cuyo caso te sonreirán y hablarán mal de ti a tu espalda. Finalmente, los poetas tienen más aprecio al grupo de personas que usan palabras como heliotropo, azabache, alféizar o reverberante que a los que utilizan habitualmente mesa, casa, ventana o ‘por mis cojones’.

Lucha de clases (II)

No hay más que ver lo que ha dicho Rajoy esta mañana para entender lo que es la lucha de clases. Fundamentalmente, vamos a reformar la sociedad, para salir de la crisis manteniendo la tasa de acumulación. Aquí hay algo que no está en discusión, y son los beneficios de las clases dominantes. Los que se benefician de la economía financiarizada son los que no pueden perder. Son, esencialmente, los dueños de estas empresas, para los que no hay crisis. Entre ellos está Warren Buffet, una de las personas más ricas del mundo que, últimamente, se está poniendo muy pesado con la idea de pagar más impuestos que su secretaria. Como se nota que no es de la CEOE, sino estaría quejándose porque no le dejan dar latigazos a sus trabajadores.

Pero para que haya lucha de clases, hace falta que haya dos clases. Y si bien ya sabemos quiénes son el 1% y quiénes son su fieles siervos, los políticos, lo más importante es entender quiénes somos el 99%.

El 99% somos, fundamentalmente, todos aquellos perjudicados por la economía financiera. Es decir, casi todos los que (desde la miseria del trabajo actual, desde la condena de tener una hipoteca, desde el vértigo que da tener un pequeño negocio que no sale adelante, desde el terror que provoca en una pensionista la idea de la congelación de su pensión, desde el pánico que genera pensar que vamos a tener que pagar las consultas al médico, desde la rabia que produce asistir al deterioro sistemático de la educación pública) estamos siendo sometidos al empobrecimiento colectivo.

El 99% somos una multitud heterogénea, compuesta por personas variadas. Nos podemos denominar a nosotros mismos de maneras diferentes, clases subalternas, clases populares, los de abajo. Da igual, lo importante es que empecemos a ser conscientes de que tenemos un interés común: luchar contra los intereses del pequeño grupo de gente que está destruyendo el mundo. Y lo está haciendo para poder mantener su tasa de acumulación.

No hay mucho más, o nosotros o ellos. O reconstruimos lo común y lo hacemos sobre nuevas bases no capitalistas o los miserables que nos gobiernan nos van a conducir al abismo. No estamos solamente hablando de trabajar más, tener menos festivos o cobrar menos. No. Estamos hablando de vida digna, para nosotros y para los que ahora mismo no la tienen, que son muchos. Eso nos estamos jugando. Y depende de nosotros y nosotras, porque, como hemos dicho más de una vez, «la historia es nuestra, y la hacen los pueblos».

Lucha de clases

La lucha de clases es un fenómeno a través del cual se han podido explicar muchos de los conflictos que han ocurrido a lo largo de la historia. También ha sido objeto de multitud de estudios de filósofos y politólogos desde el siglo XV. Es algo complicado de explicar en un espacio tan corto, pero todos sabemos de lo que estamos hablando cuando decimos clase trabajadora o clase media o clase dominante y clase dominada.

Desde hace un tiempo se venía diciendo que estos análisis de la sociedad estaban desfasados y que no tenían sentido, pero el programa del último domingo de Salvados (el del Follonero, Jordi Évole) volvió a poner en la palestra este asunto. Lo curioso de todo esto es que lo hizo sin pretenderlo porque el programa trataba sobre la agricultura en Andalucía (subvenciones, reparto de tierras, condiciones de vida,…).

A partir de ahora reproduciré algunos extractos de las declaraciones que se produjeron durante el programa.

Un vecino anónimo de El Coronil, pueblo de Sevilla: «¿Cómo voy a ser yo del mismo partido que los terratenientes? ¿Voy a ser de derechas después de ver la miseria que han pasado mis padres?».

Diego Cañamero, secretario general del Sindicato de Obreros del Campo: «Han cambiado los caballos por los coches de cuatro ruedas pero la mentalidad que hay detrás para mantener sus privilegios sigue siendo la misma».

«Nos acusan de que somos de la extrema izquierda, pero somos de la extrema necesidad. Valores fundamentales como la vivienda, el trabajo o la dignidad humana deberían ser universales».

«Las manos deben servir para trabajar y crear riqueza, no vagos. Eso es un insulto».

Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la bruja Lola o de la señora esta que no se la entiende pero que se peina igual. Eso, de la duquesa de Alba. «No sé lo que significa la palabra señorito». (No tendrá espejos en casa el buen señor).

«Me gustaría instaurar lo que hizo mi padre de dar un sobrecito a los trabajadores a fin de año, si las cosas han ido bien». (Como sus trabajadores se porten bien con él, es capaz de echarles de comer desde su balcón).

Le pregunta Jordi Évole: «¿Cómo es una jornada tuya habitual de trabajo?». A lo que él responde: «No estamos hablando de eso». (¡Qué humilde! No nos quiere abrumar con todo lo que curra).

«No nos hemos arruinado ninguna vez porque nunca hemos sido ricos». (¡Qué penica! ¿Hacemos una colecta?).

«No me parece bien que los jornaleros reciban el subsidio agrario porque eso propicia que en Andalucía no haya predisposición al trabajo». (Claro, en Andalucía son todos unos vagos menos los de su familia).

«Duran i Lleida es un gran político que no hace demagogia». (Esto debía ser un chiste para demostrar su gracejo andaluz).

«Me hubiera encantado vivir en el Medievo para no solucionar los problemas en los juzgados, sino a través de duelos o con los puños». (Estos señores solían ser muy valientes, fundamentalmente porque entre ellos y su enemigo estaba un ejército de mercenarios que les defendían a ellos y a sus tierras).

No sé hasta qué punto la lucha de clases sigue vigente entre jornaleros y señoritos a caballo o si ésta es la Andalucía del futuro. De lo que no cabe duda es que, al menos, todavía es la del presente.

Jordi Évole y Cayetano Martínez de Irujo

Sed de venganza (II)

Tres premisas:

I. El Gobierno proyecta una ley que, entre otras cosas, va a dificultar la posibilidad de recurrir en delitos inferiores a 6000 euros o la posibilidad de interponer un recurso de casación al Tribunal Supremo para delitos con una cuantía inferior a los 800.000 euros. Esencialmente, el gobierno va a agilizar la justicia haciendo que las clases populares tengan más restringido su derecho a la tutela judicial.

II. Como consecuencia de la crisis, el Gobierno va a reponer a los funcionarios que se jubilen a razón de uno por cada diez funcionarios jubilados. Afortunadamente, en la educación va a ser a razón de tres por cada diez. Evidentemente, la consecuencia de esto es que los colegios e institutos públicos van a estar más masificados. Teniendo en cuenta que es en estos colegios públicos en los que el alumnado es más diverso (migrantes, problemas familiares, familias de escasos recursos) y por lo tanto los que más recursos necesitan, esto no puede suponer sino una merma de la educación de las clases populares, precisamente las que acuden a estos colegios.

III. Warren Buffet, una de las personas más ricas del mundo, declaró hace

Warren Buffet, uno de los enemigos.

tiempo: «Hay una lucha de clases, por supuesto, pero es mi clase, la clase de los ricos, la que dirige la lucha. Y nosotros ganamos».

Una conclusión:

¿Sed de venganza? Sed de venganza es lo que me surge a mí cada vez que veo cómo las clases dominantes lo cambian todo continuamente para no cambiar nada. Cuando veo que se aseguran que las leyes estén hechas a su medida, estén hechas por ellos, para ellos y contra nosotros. Cuando veo que el futuro que nos han programado es la precariedad. Cuando veo que la cultura y el conocimiento se lo reservan para ellos y de nosotros sólo esperan que seamos buenos mecánicos, buenas cajeras o buenos y buenas teleoperadores sin capacidad para ver más allá de la basura que ellos nos inyectan todos los días en vena a través de la televisión.

Una sed de venganza que me recorre todo el cuerpo, de arriba abajo, del alma a la piel. Una sed de venganza que, ojalá, se materialice algún día, no sólo en lo que escribimos, sino en la realidad. Una realidad en que, nosotros, el proletariado, la clase trabajadora, las clases populares, las clases subalternas, la multitud o como quiera llamarlo la última moda intelectual, en fin, los que estamos perdiendo la lucha de clases, recuperemos un poder que es nuestro por derecho y acabemos con todos los Warren Buffet del mundo.