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Cuando la mafia sale de las cloacas (II)

Méndez Pozo

Michel repartiendo el bacalao.

Yo creo que deberías quitarte esas gafas sectarias que te producen una miopía tremenda que no te dejan ver la realidad:  Antonio Miguel Méndez Pozo representa el paradigma del buen emprendedor español. El buen emprendedor español trabaja desde joven en una idea, y su objetivo, por lo cual deberíamos estar todos agradecidos, es la creación de riqueza.

Méndez Pozo siempre trató de crear riqueza, de aportar algo a la sociedad y, por eso, por nuestra injusta y envidiosa idiosincrasia terminó en la cárcel. ¿Qué ocurrió? Nada grave, simplemente que Antonio Miguel, que puso todos sus esfuerzos en crear riqueza para la ciudad de Burgos, había conseguido que sólo los ricos (o los que se hiciesen pasar por ricos con una ayudita de esos otros grandes emprendedores que son los bancos) pudiesen comprarse una casa en Burgos.

A principios de los 90, Burgos, esa gran metrópoli, se había convertido en la cuarta ciudad más cara en el precio de la vivienda. Además, como el buen emprendedor español siempre está innovando, generando valor añadido para hacer de su actividad algo competitivo y moderno, Michel no dudó en recurrir a sus buenas relaciones con los políticos de entonces (y de ahora) para progresar en sus negocios.

Porque esa es otra característica del buen emprendedor español que tú no eres capaz de apreciar. El buen emprendedor español, inteligente como es, basa su negocio en su propio esfuerzo. Un esfuerzo que se traduce en emplear hábilmente los favores de amigos o conocidos, o en buena parte de las ocasiones, directamente, en emplear sus fondos de la caja B (inteligentes también en ingeniería financiera) en pagar favores de ciertos polítcos. Ahí está Michel, también ahora, manejando con soltura sus relaciones por Castilla la Mancha, con el otro gran partido de la democracia española, el PSOE. Nunca se le podrá acusar de sectario.

Méndez y Barreda

Méndez y Barreda en un momento íntimo.

Y no podemos olvidarnos de la capacidad para diversificar su empresa. Cómo no, el buen emprendedor español comprende hábilmente los cambios sociales que tienen lugar en nuestra sociedad. Así, adelantándose a su tiempo, Michel ya intentó innovar en los albores de la sociedad de la información. ¿Cómo? Comprando el Diario más antiguo y más leído de Burgos.

En fin. Antonio Miguel Méndez Pozo  es uno más de los que han convertido este país en lo que es ahora: un país con millones de trabajadores que vivieron en la ilusión de que el coche de 30 mil euros y el adosado a 50 años eran fruto de algo merecido por ellos  y no las migajas que una clase político-empresarial infame dejaba caer de los banquetes que se pegaban a nuestra costa.

Cuando la mafia sale de las cloacas

Actualmente, la prensa local burgalesa se resume a dos periódicos de derechas: Diario de Burgos y El Correo de Burgos. Diario de Burgos es el más antiguo y siempre ha mantenido un marcado carácter conservador. El Correo de Burgos es el resultado de varias intentonas de que surgiese una alternativa al todopoderoso y decimonónico Diario.

Méndez Pozo saliendo de prisión

El Correo es heredero de los proyectos del 7 días y el Siglo XXI. Esas dos cabeceras fugaces trataban de dar otro punto de vista a la información local. Hasta que llegó Pedro J. Ramírez a homogeneizar la prensa burgalesa de tal manera que El Correo adelantó por la derecha al Diario. El proyecto de Pedro J. Ramírez nos dejó cojos, tuertos de un ojo, estrechó el horizonte. Hay que reconocer que desde que El Correo de Burgos se vende junto a El Mundo la cosa ha cambiado. Ser vecino de columna de Federico Jiménez Losantos o de Salvador Sostres tiene que marcar.

Los dueños de los medios, como no podía ser de otra forma, son constructores. Tras el Diario surge la figura de Antonio Miguel Méndez-Pozo que tiene en su currículum haber sido asesor en cuestiones de urbanismo de Aznar cuando presidía la Junta de Castilla y León o haber sido condenado a siete años de prisión por falsedad documental en la continuada concesión ilegal de licencias de construcción durante la alcaldía de José María Peña. Méndez Pozo es el cacique number one de aquí. También se le conoce como «El Dueño de Burgos», os podéis hacer una idea.

Desde El Correo emerge el bigote leonés de José Luis Ulibarri, presidente del Grupo Begar y vinculado a negocios tan dignos como la trama Gürtel. Esto empieza a oler mal. Ulibarri, además de estar vinculado a diversas tramas de corrupción, ha recibido los cariñitos del President de la Comunitat de Valencia Francisco Camps, otro dirigente ejemplar.

José Luis Ulibarri

Durante un tiempo se llevaron mal porque competían por los medios y los contratos de construcción de las dos Castillas. Se repartían estopa desde sus trincheras periodísticas, que para eso las tienen. No era edificante pero podía resultar divertido, incluso útil, si servía para destapar alguna cloaca corrupta.

Esa situación cambió desde que tuvieron que repartirse la tarta de la televisión regional en Castilla y León, en manos privadas gracias a la impagable gestión del presidente de la Junta Juan Vicente Herrera. Desde entonces son amiguitos, juegan juntos en el patio y, cuando la profesora les pilla haciendo alguna travesura, se cubren el uno al otro, ¡qué buenos amigos!

Con el PP gobernando en el Ayuntamiento, en la Diputación y en la Junta se completa el caldo de cultivo ideal para que Burgos sea la ciudad del caciquismo por antonomasia. La Junta dispone de tanto dinero público (de todos) que se permite coaccionar a los medios con retirar la publicidad institucional si no se escriben como a ellos les gusta. ¡Qué democrático! Luego les veo en los carteles de las campañas electorales junto a la palabra libertad y me dan arcadas. No me diréis que este panorama no apesta.