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Sinde Pirate

Algunas claves de la ley Sinde:

1. El cambio fundamental que introuce la ley Sinde que se acaba de aprobar en el Senado es que en vez de decidir un juez sobre el cierre de una web, decidirá un comité nombrado a dedo por el Ministerio de Cultura. Como hasta ahora los jueces estaban actuando de acuerdo con la ley vigente y no estaban cerrando webs, los políticos han tenido la brillante idea de poner a un grupo de amigos suyos a cobrar un sueldecito para que les hagan el trabajo sucio de ir cerrando páginas. Esta decisión abre la puerta a que un día llegue un gobierno berlusconiano o en plan Aznar desatado en su segunda legislatura y se le vaya la mano pasando de «proteger a los artistas» a censurar.

2. La ley la han aprobado PSOE, PP y CIU. Sí PSOE, PP y CIU. Lo repito por si no ha quedado claro PSOE, PP y CIU. Porque luego aparece Rajoy luciendo hipocresía en campaña electoral diciendo que no va a cobrar el canon y que quiere «un internet libre». Últimamente Rajoy tiene muy mala memoria con lo que vota, ya que también votó a favor de aprobar la ley anti-tabaco y después, para pescar votos en río revuelto, dijo que «creía que se habían abstenido». ¿El dirigente de un partido político no sabe lo que vota en el Congreso? Lamentable.

3. Esta ley se aprueba gracias a las presiones que ha realizado al gobierno español la Embajada de EEUU, tal y como dicen los cables publicados por Wikileaks. La omnipotente industria de Hollywood no quiere dejarse ni un dólar por el camino y para eso presiona a su gobierno que, a su vez, hace lo propio con otros gobiernos para que aprueben leyes de este tipo. Estados Unidos, como es habitual, extendiendo derechos por donde pisan, que les pregunten a los iraquíes.

4. De una ley chapucera no pueden sacarse soluciones. Hecha la ley, hecha la trampa. Para descargarse películas será tan fácil como que el servidor de la web en cuestión esté alojado en otro país. A ver finalmente de qué les sirve a los políticos tanto revuelo. Podrían buscar la fórmula de que contribuyan de alguna manera las páginas que se lucran ofreciendo contenidos que no han creado ellos (películas, discos,…) Esas webs también deberían contribuir económicamente, ya que ganan cantidades importantes de dinero. Por cierto, los medios podían dejar de mentir con términos como «descargas ilegales». Yo me descargo contenidos y como no tengo ánimo de lucro, no son ilegales.

5. En esta ley hay un trasfondo de conflicto generacional. La generación de los que aprueban la ley (mayores de 45 años) están intentando instalar normas antiguas a un medio totalmente novedoso. No se pueden poner puertas al campo.

6. Si el bagaje de la ministra Ángeles González-Sinde es la aprobación de esta ley, ya está amortizada, ya puede dimitir. Podría tomar ejemplo de Álex de la Iglesia, un tipo inteligente, abierto a cambiar de opinión, que escucha a todas las partes con la intención de alcanzar soluciones comunes que favorezcan a todos. Eso es talante democrático y no lo que tienen la mayoría de los políticos españoles, incluida la ministra.

7. Que un tipo multimillonario que vive en una mansión de Miami y que no paga impuestos en España se erija en el defensor de esta chapuza de ley, me pone de muy mala hostia. Alejandro Sanz, cuando pagues impuestos, tendrás derecho a opinar sobre los asuntos públicos. Además, no eres el portavoz de los artistas, sería discutible hasta tu condición de artista. Hay muchos artistas que no están representados en esta ley.

8. La mejor alternativa es que las compañías telefónicas paguen ese canon y que después revierta en los artistas. En España pagamos la banda ancha un 21% más cara que la media de los países de la Unión Europea, a pesar de tener conexiones más lentas y de peor calidad. Con todo este dineral que ganan las compañías de telefonía que abonen un fondo del que puedan aprovecharse los artistas. Como dijo un oyente en la SER ayer: «Yo no pago 20 megas de conexión para leer el periódico en internet». Pues eso, vamos a dejar de ser hipócritas. Pagamos banda ancha para descargarnos contenidos, como ya pagamos mucho, de ese mucho, que se pague a los artistas, no vaya a ser que Alejandro Sanz no tenga dinero para llegar a fin de mes.

Aprendizajes del SindeGate (II)

Eduardo Cabra.

Eduardo Cabra, músico de Calle 13: «El disco se ha convertido en un intercambio, para mí es un aprendizaje, me ayuda a seguir haciendo música. Yo no tengo ningún problema con la piratería. Me encanta bajar música y que me bajen la mía. La piratería puede ser un problema para un artista que tenga prioridades como tener un carro último modelo, una casa inmensa,… Nuestras prioridades son hacer música, viajar, conocer y tener lo necesario, pero no hace falta tener tanto. Yo tengo mi casita, puedo pagarle la educaión a mi hija y me basta. La piratería está chévere para las bandas que tienen un buen show en vivo. Antes había proyectos que sobrevivían simplemente por vender el disco y eran como Milli Vanilli. Las disqueras no es que no estén ganando billetes, es que no están ganando tantos billetes como antes».

Andrés Calamaro: «Las copias de discos no son piratería sino tecnología. A mí me ayuda la piratería para hacer giras más importantes abarcando más territorio donde la gente nos recibe con éxtasis. Creo que hay mucha gente escuchando mi música más allá de las tradicionales rutas de navegación discográfica. Aunque internet puede tener efectos colaterales como la desaparición del arte de grabar discos».

R de Rumba, DJ de Violadores del Verso: «Gracias a internet puedes irte a Sudamérica a tocar sin tener discos editados allí. No queremos hacernos multimillonarios. La peña se vuelve loca por la pasta y aparecen pisando CDs en el top-manta. El dinero de la venta de CDs lo ganan las multinacionales para comprarse sus carrazos».

René Pérez, cantante de Calle 13: «Yo bajo música. Soy culpable de todos los cagros. Internet me ayuda a escuhar música a la que no tengo acceso en ninguna tienda. Así he conocido a muchos grupos y así me han conocido en otros muchos países. La distribución la acaba haciendo la gente más que la propia disquera. La piratería sirve como carta de presentación para que después la gente vaya a tus conciertos».

Joaquín Sabina: «¿Cómo voy a hablar mal de los piratas si el barco pirata del pobre del que vende mis discos piratas es una mierda al lado del transatlántico de la multinacional del que edita mis discos legales? ¡Esos sí que me roban! ¿Qué sería de mis discos si no los vendiesen los piratas? ¿Quién carajo los iba a comprar al precio que están?».

Aprendizajes del SindeGate

Cuatro cosas que he aprendido del SindeGate:

Sinde mecánica.

  1. Que este gobierno ha perdido totalmente la vergüenza. Son unos cobardes rematados, incapaces de plantear una reforma de la propiedad intelectual (aunque sea en un sentido favorable a la industria) de una manera honesta y abierta, con una ley en torno al tema. En vez de eso, lo meten como una disposición a otra ley que, sin entrar a valorarla, nos han vendido como importantísima. Y no voy a comentar cómo nuestros representantes rinden cuentas ante el enviado del Imperio porque me dan arcadas.
  2. La obscenidad con la que el Ministerio de Cultura se ha convertido en el brazo político de las multinacionales (yankees).  Aquí hay dos bienes sociales que están en disputa: por un lado, el reconocimiento a los autores de un producto cultural como sus autores legítimos; por el otro, el acceso a la cultura. Este es el debate: tenemos que buscar la forma en que el acceso a la cultura (un bien al que toda sociedad debe aspirar) se conjuge con el legítimo derecho de los autores a que nadie se apropie de su obra. Esto no se consigue cerrando webs de nadie. Esto se consigue: a)asumiendo que el desarrollo tecnológico ha cambiado la manera de acceder a los productos culturales y la demanda de esos productos culturales, que ahora es mucho mayor; b)entendiendo que igual que los productores de códices en la edad media tenían una noción de autoría que cambió con la imprenta, en la actualidad ésta también debe cambiar hacia modelos de autoría colectiva, copyleft, cultura libre, etc. Esto puede implicar pagar en algunos casos. O pagar de otra manera (quizá vía impuestos que recaude el estado). Pero no pagar 20 euros por un disco o 18 por un libro si no es por razones ajenas al formato en sí (como el autor, el diseño, la calidad de la edición, romanticismo. Lo que sea). Como muy bien dice Nacho Escolar cada vez que tiene oportunidad, internet no está poniendo en peligro la creación artística: surgen más grupos que nunca, hay más conciertos que nunca (a precios muy caros y que los pagamos), hay más teatro que nunca. Incluso en lo audiovisual, el nivel alcanzado por multitud de series (la mayoría estadounidenses) es muy alto. Y casi todas las vemos por internet. Pero esto realmente les da igual. Si lo que quieren es salvaguardar los márgenes de beneficio de ciertas multinacionales sería mejor que directamente lo dijeran porque, después de habérselo dado todo a los bancos, no nos sorprende.
  3. La concepción tan estúpida que tienen los políticos sobre internet. Parece mentira que solamente lo vean como un medio para hacer negocio y no como lo que es cada vez más: el espacio público que nos han robado. Todos los derechos constitucionales que dicen defender (que realmente no defienden, desengañémonos) están en juego en internet. Todos. Internet es el único sitio de nuestra sociedad en el que podemos informarnos libremente. En el que, aunque evidentemente con ciertas restricciones ya que esto está controlado por cuatro empresas, podemos escuchar las voces de los que han sido expulsados de otros medios de comunicación. Es por eso que, si realmente estos miserables que nos gobiernan quisieran desarrollar la democracia y la participación, protegerían la neutralidad de la red tanto como el agua de los ríos su cartera, en vez de ir cerrando páginas.
  4. Quizá lo más importante: todavía podemos evitar que ciertas cosas ocurran. Se ha demostrado que a través de la presión se ha parado una ley. Tampoco hay que ilusionarse mucho. Mucha gente protesta sólo cuando les tocan la cartera. Esto no demuestra que los lazos de solidaridad se han reconstruido y que  somos conscientes de que nos están quitando derechos y hemos decidido empezar a luchar. Pero por lo menos esto demuestra que podemos frenar algo. Y que hay otras formas de lucha que también son efectivas. Y esto, después del tiempo de robos y estupidez colectiva que hemos vivido, es una buena razón para acabar con un poco de esperanza el año.

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Acabo de leer que al mismo tiempo que se rechazaba la Ley Sinde se aprobaba una ley para que las televisiones privadas informen sobre cada partido en campaña electoral en función de los escaños que tenga. En fin, sin comentarios.